Sencillo, visual y gastronómicamente apetitoso



Foto: hogarutil.com
Hoy nuestro post no puede ser más sencillo y visual. De un simple vistazo podrás aprender cuales son los quesos y los vinos que mejor se llevan una vez alojados en nuestro paladar, al menos cuales son aquellos que ofrecen un buen equilibrio en boca, aunque ya sabemos que a la hora de degustar cualquier alimento la cuestión “gusto personal” es un factor influyente y a considerar como importante. 

Eso sí, a estas alturas ya deberíamos tener archi-aprendido que el clásico maridaje entre vino tinto y queso curado no es una de las mejores combinaciones, debido a que los taninos bloquean la lengua anulando así ciertos sabores del queso.

Proponemos una serie de fundamentos a modo de pautas generales, que nos orienten hacia una adecuada elección y nos proporcionen una unión feliz entre ambos elementos gastronómicos. Con un simple gesto, además, podrás conservar nuestra imagen a modo de apunte para poder consultar habitualmente cuando la situación lo requiera.

Como norma básica diremos que los quesos frescos, debido a su sabor neutro, maridan mejor con vinos frescos, jóvenes y poco complejos. Los quesos semicurados con caldos blancos o rosados jóvenes, mientras que los quesos envejecidos y curados de leche de vaca o de oveja son los que mejor aceptan los vinos tintos y entre ellos finos y manzanillas, eso si, repetimos, cuidado con los vinos demasiado tánicos. 

Claro que, si queremos ser un poco más precisos diremos que: el queso Gouda pertenece a la familia de quesos llamados semiduros, junto a él encontramos otras variedades como son el Emmenthal, Fontina, Fynbo, Cacciocavallo, Taleggio y Mozzarella. Conseguiremos una buena combinación si los regamos a base de vinos blancos ligeros, ágiles y frescos como el ‘Sauvignon Blanc’ o el ‘Viognier’, ‘Cabernet Sauvignon’ o ‘Malbec’ y el ‘Merlot’. A esta misma familia pertenecen el queso Mozzarella, y el queso Gruyere.

El queso Cheddar suave casa perfectamente con el vino tinto ligero y frutoso, con los blancos y el cava, muy parecida situación a la que encontramos para el queso feta, ambos combinan también estupendamente con ‘Cabernet sauvignon’.

Si hablamos de Parmesano tendremos que contar con los tintos jóvenes tipo ‘Lambrusco’ o algunos blancos suaves, por ejemplo, el italiano ‘Chianti’.

En quesos como el Brie la corteza blanca producida por hongos aporta unas notas muy características en contraste con su corazón cremoso y muy lácteo, lo que lo hace ideal para acompañar a un ‘Chardonnay’ ligeramente envejecido, o incluso un ‘Moscatel’. 

Los quesos de pasta azul, (Cabrales, Gamonedo, Valdeon…), maridan con vinos tintos con cuerpo y fuertes, por ejemplo: vinos de ‘La Rioja’, ‘Priorato’, ‘Ribera del Duero’, ‘Cariñena’ o ‘Jumilla’, también es buena combinación con vinos blancos jóvenes, de potente cuerpo y buen grado alcohólico pero secos y ácidos. 

También ligan estupendamente, ya que limpian perfectamente su potencia, con los vinos espumosos, siempre que sean espléndidos, frescos, florales, con notas afrutadas y finas burbujas, además de con los dulces.

Y finalizamos con el queso Ricotta, uno de los tiernos más frescos que hará las delicias de nuestro paladar acompañando a un ‘Pinot Grigio’, un vino blanco de color oro de sabor limpio y afrutado.

Ahora bien, si lo que queréis es maridar con éxito una tabla de quesos de muy distintos tipos y sabores os recomendamos servir un vino tinto joven, bien sea de 'La Rioja', 'Ribera del Duero' o 'Penedés', con este sencillo gesto dicen los expertos que aseguramos el éxito.

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