"Canito", un torero con gorrilla blanca

Este es, más o menos el titular que esbozaba el diario El País hace un par de días. 

El galardón como Premio Nacional de Tauromaquia llega a la figura del legendario fotógrafo tras haber sido reconocido su trabajo ya en más de medio mundo y provocando un inusual consenso de opiniones en el mundo del toro al completo.

102 primaveras, y un inicio de invierno, se cumplirán este próximo mes de diciembre desde aquel día en que Francisco Cano Lorenza viera la luz en el alicantino barrio de la Goteta.

Excelente titular, como excelente es la crónica de la noticia redactada por el gran Antonio Lorca. Y es que 102 años de carrera dan para mucho, o no, según sea de quien estamos hablando. En el cas de Francisco Cano no sólo dan para mucho, sino que además son apasionantes.

Portada de su último libro MITOS
Mucho se ha hablado de él desde que aspirase a ser torero allá por los años 40, y siempre para bien. Su obra, un legado inmortal de incalculable valor y calidad excepcional, plasma no sólo una época del toreo, también cómo se desenvolvía por aquel entonces la sociedad.

Profesor de natación, boxeador o torero, profesiones que se escaparon entre sus dedos, esos mismos que le llevarían a exprimir el arte de todo aquello que se paseara por delante de su cámara. 

Privilegiada figura que disfrutó de la compañía de los más grandes (Dominguín, Ava Gadner, Manolete, Sofía Loren, Hemingway...) sin separarse nunca de su cámara y de su gorrilla blanca, convertida casi en icono del pasíllo de los toreros.


No se pueden aportar muchas más cosas de este genio, un personaje del que se ha dicho todo mil y un millón de veces y al que no hacen falta galardones que reconozcan su trayectoria. Aún así, bienvenido sea el premio que alaba y valora en su justa medida un curriculum de otros tiempos, de los que ahora ya casi no quedan...

¡Enhorabuena "Canito"!


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